Durante el 2020 y 2021, a consecuencia de la pandemia del COVID-19, el mundo entró en una pausa momentánea. A fin de parar los contagios se tuvieron que cerrar muchos negocios, tiendas y comercios ambulatorios así como centros laborales y de esparcimiento; muchos se vieron en la necesidad de recortar personal y, en el peor de los casos, despedir a numerosos trabajadores. Esta situación hizo que desaparecieran variadas formas de trabajo y subsistencia y provocó un déficit en la economía de muchas personas. A su vez, el avance de la enfermedad provocada por el coronavirus hizo que muchas personas se infectaran, teniendo que comprar medicamentos y pagar tratamientos muy costosos para poder recuperar su salud y salvaguardar sus vidas.
Durante el primer año, la pandemia fue cobrando la vida de miles de personas, sin importar sexo, color, raza, religión, ni condición económica. Yo viví la pandemia desde el Perú, un país multiétnico y pluricultural que cuenta con 55 comunidades indígenas (Shipibo Konibo, Ashaninka, entre otros) con amplios conocimientos ancestrales en medicina natural a base de plantas, transmitidos de generación en generación. Saberes medicinales que hasta la actualidad siguen presentes en muchos pueblos y que fueron usados con efectividad a fin de combatir la pandemia.
A raíz de las grandes pérdidas de vidas humanas, el dolor en los familiares y la impotencia de no poder hacer nada para
ayudar a los suyos, sumado a la displicencia por parte del Estado
peruano para atender las necesidades de salud de sus ciudadanos,
muchas personas se vieron en la necesidad de quedarse en sus
casas y recurrir a otras formas de tratamiento. Evidentemente una
de las primeras opciones fue la medicina natural, o como muchos la conocemos: “la receta de la abuelita”. En ese contexto de grave emergencia sanitaria y crisis social, un grupo de personas
empáticas, en su gran mayoría pertenecientes al pueblo Shipibo
Konibo, decidieron organizarse y conformar el Comando Matico el 16 de mayo de 2020. Nuestro deseo y objetivo fue ayudar a curar y tratar los males producidos por el virus, utilizando como
ingredientes principales las plantas medicinales, vegetales y otros insumos para la elaboración de jarabes, infusiones y otros
compuestos que eran a su vez complementados con medicamentos
occidentales y/o antibióticos. El trabajo de Comando Matico alcanzó
en un primer momento a las personas del pueblo Shipibo Konibo
al ser ellas conocedoras de los resultados efectivos y prodigiosos
de la medicina natural, así como por la dificultad que tenían para
costear las medicinas y los tratamientos occidentales que en aquel
momento tenían un costo muy elevado. Posteriormente, luego de
difundirse la noticia de los positivos resultados obtenidos, el trabajo
del Comando Matico se extendió hacia otros lugares, lo que hizo
que más comunidades indígenas, así como la población mestiza
de la ciudad amazónica de Pucallpa y de otras zonas del país, se
acercaran para ser atendidos. Estas acciones fueron trascendiendo
y despertaron el interés de muchas personas, entidades,
instituciones y ONGs que se solidarizaron y contribuyeron donando
herramientas, medicamentos, camillas, sillas de rueda, balones de
oxígeno y enseres de cocina, entre otros. Fueron sumándose así
muchos voluntarios, incluyendo médicos y enfermeros, con el único
fin de poder mejorar la atención de los pacientes.
En sus inicios, el Comando Matico estableció su centro de atención al lado de la Parroquia de
Yarinacocha, en el departamento de Ucayali, en la zona centro-oriental del país. Este lugar fue
acondicionado para la atención y el cuidado de los
pacientes y luego, debido a la falta de espacio, se
trasladó al local comunal del asentamiento humano
Bena Jema, en Yarinacocha, en donde continuó
con su atención.1 Posteriormente se gestionó la
adquisición de un terreno cercano al asentamiento humano Villa Selva. Actualmente en vista de que
menguaron los casos de COVID-19, el Comando
Matico ha ampliado su atención sanitaria a otro tipo
de enfermedades, lo cual tiene importantes resultados
y buena acogida. Estas actividades y conocimientos
han circulado por las redes sociales y medios de
comunicación, permitiendo compartir también diversas
recetas caseras de remedios o jarabes.
Desde la antigüedad las culturas amazónicas indígenas desarrollaron sus propios medios de subsistencia, creando muchos tipos de herramientas, utensilios, comida, y medicina. Estos saberes fueron heredándose de generación en generación, de abuelas a nietas, de padres a hijos, los cuales han venido practicándose cada vez más, hasta la actualidad. Durante más de 500 años, dichos pueblos utilizaron sus conocimientos en las plantas para curarse diversos males; conocimientos que al pasar los años se fueron desvalorando, más aun con la aparición de la medicina occidental, luego de la conquista española. Nuestros ancestros fueron marginados, desvalorados, esclavizados y hasta excluidos del sistema ciudadano, sin derechos a nada, quedando en el olvido todos los conocimientos ancestrales y curativos de las plantas.
En estos últimos tiempos de pandemia, los pueblos indígenas le damos mayor importancia a la medicina natural y al tratamiento con plantas medicinales, practicándolos primeramente entre nuestras familias y amistades, obteniendo resultados positivos y favorables. El impacto de estos tratamientos llegaron también a oídos de personas mestizas que también creen en la curación con plantas medicinales, llegando a practicarlos. Así, al salir a las calles durante los primeros meses de la pandemia, se percibía un aroma a eucalipto, matico, mucura y otras plantas, lo cual era clara señal de que muchas personas también los practicaban, afirmando su creencia en que el uso de estas plantas podrían contribuir al tratamiento y la recuperación frente al coronavirus. El interés fue a su vez multiplicándose de diversas formas, vía redes sociales, programas televisivos y de persona a persona, junto con enseñanzas sobre la elaboración de infusiones, jarabes, y las maneras de hacer mezclas de plantas para la elaboración del preparado para la vaporización. Esto último fue un tema de gran interés por parte de muchas personas. Así comenzó la revalorización de la medicina natural en esta pandemia, convirtiéndose en una opción de gran ayuda e importancia para afrontar la crisis sanitaria, siendo también de gran interés por algunos médicos (los médicos meraya) que también lo recomendaban como parte de sus tratamientos.2
No queremos desvalorar ni desprestigiar los medicamentos o la medicina occidental, sino por el contrario resaltar como las plantas sirvieron de apoyo para el tratamiento del coronavirus y otros males, respetando para ambos tipos de medicina las indicaciones y contraindicaciones que conllevan. Por ello, la sugerencia que le hacíamos al Estado era incluir como política pública el diálogo o encuentro de saberes entre la medicina natural indígena y la medicina occidental, a fin de estimular la utilización de plantas maestras para el tratamiento de males, con el fin único de mejorar la salud de las personas. Está comprobado que al combinar ambos conocimientos se obtienen mejores resultados y hasta, podríamos decir, se curan males que la medicina occidental por sí misma no puede hacerlo. Por otro lado, al emplear insumos de origen natural, los efectos secundarios de la medicina tradicional son menos nocivos que los producidos por los medicamentos occidentales, dando así una mejor calidad a la salud de las personas, y además con un costo significativamente menor y más accesible para las personas con pocos recursos económicos. Es por eso que rescatamos la importancia de la medicina natural durante esta pandemia, pensando en una sinergia entre ambos conocimientos.
Durante esta pandemia, el trabajo de la mujer, sobre todo de la mujer indígena, fue primordial. En nuestro caso, el Comando Matico se conformó en su mayoría por mujeres que daban una atención esmerada, personalizada, solidaria y empática con los pacientes que recurrían a fin de atender y aliviar sus síntomas. Si bien es cierto que uno de los principales protocolos de bioseguridad era el aislamiento del paciente infectado durante catorce días (período de incubación y evolución del virus) con el fin de evitar la propagación y el contagio a familiares y otras personas, el efecto de ello era que los pacientes empezaban a sentirse solos y se llenaban de incertidumbre frente al destino: si vivirían o morirían. Esto les producía depresión, lo que bajaba sus defensas, empeorando su salud y, en el peor de los casos, muriendo en soledad. Al ver esa problemática, el Comando Matico creó sus propios protocolos de atención. Un aspecto crucial fue no dejar solas a las personas indígenas que enfrentaban la infección del virus, brindándoles una atención personalizada, familiar y creando un ambiente acogedor para los pacientes. Esta labor de acompañamiento fue realizada primordialmente por las mujeres indígenas que también preparaban una dieta a base de matico, mucura, kion (jengibre), ajo y cebolla, lo cual era muy bueno para la recuperación de los pacientes. Las mujeres indígenas desde la antigüedad hasta hoy, han tenido un rol importante en la medicina natural, siendo ellas en su mayoría las que están encargadas de los medicamentos. Molían la hojas, preparaban las mezclas y poseían el conocimiento sobre cómo potenciar la efectividad de estas plantas. Antes de sacar las hojas y raíces, ellas se comunicaban y pedían permiso a los espíritus de la plantas, a fin de que pudieran brindarles salud y curación, haciendo que los elementos vegetales y sus espíritus tengan el doble de efecto. Esta tradición ha ido pasando de generación a generación. Es más, no solo existe en la medicina natural el uso de las plantas medicinales, sino que también hay un sinfín de animales e insectos que tienen propiedades curativas, mismas que al ser extraídas son aprovechadas para la curación de muchas enfermedades.
En estos dos años de pandemia nuestra cultura indígena ha incentivado el volver a aprender a valorar, cuidar las plantas, animales y la naturaleza que nos rodea, creando una conciencia de preservación del medio ambiente. Muchas plantas que encontramos en nuestras huertas, jardines, parques y otros lugares, que crecen también como “mala” hierba, son curativas, y muchas veces terminan siendo arrancadas desde sus raíces por desconocer las propiedades medicinales que tienen. Es esencial mantener una conexión espiritual con las plantas, saber respetarlas y pedirles permiso para usar sus hojas. Esto no sólo cambia su reacción en nuestros cuerpos sino también nos permite mantener una buena relación y convivencia con la naturaleza. Asimismo, hemos aprendimos a valorar a nuestros ancianos indígenas. De ellos podemos rescatar e imitar el respeto y la buena convivencia con la naturaleza y cuidar los espíritus que estos poseen. Ellos son como bibliotecas vivientes por los grandes conocimientos místicos y ancestrales que poseen (¿atesoran?). Finalmente, enfrentarnos a la pandemia ha reavivado sentimientos de bondad, solidaridad y empatía, mismos que se habían ido perdiendo con el pasar del tiempo. Ese renacer pudo verse en el accionar de muchas personas, siendo estos deseos y acciones los pilares esenciales que movieron y motivaron a todos quienes conformamos el Comando Matico, y es también lo que nos permite hoy seguir avanzando pese a las dificultades que se nos presentan. Ese ánimo de seguir ayudando y reclamando los saberes indígenas ancestrales hizo que ahora el Comando Matico esté fabricando ungüentos a base de plantas naturales para diferentes males. Así también nació nuestro lema: “el pueblo ayuda al pueblo”.
Nuestra medicina
El tratamiento que se realiza a los pacientes se clasifica de la siguiente manera:
Tratamiento |
Casos |
Té de Matico |
Leves |
Remedio Anticoagulante “Jarabe de Kion” |
Leves Moderados Graves |
Jarabe de Naranja |
|
Vaporización |
|
Remedio para Tos y Agitación |
|
Remedio para Fiebre |
Moderados Graves |
Remedio “Yona Rao” para COVID-19 (para fiebre) |
|
Remedio Completo COVID-19 |
Graves |
Remedio para agitación |
Graves |
RECETA PARA PREPARADO DE TÉ DE MATICO
(Casos leve, moderado y/o grave)
Es para todas las personas que tengan o no COVID-19, ayuda a desinflamar los pulmones, estabilizar al paciente, la infusión se realiza de la siguiente manera:
• Casos leves, moderados y graves: como agua de tiempo
Insumo | Cantidad |
Hoja de matico | 6 |
Miel de abeja | 2 cucharadas |
Modo de preparación:
1. Poner 1 litro de agua en una olla
2. Al momento de hervir el agua agregar las hojas de matico
3. Dejar hervir 5 minutos
4. Apagar el fuego y servir en un vaso agregando la miel de abeja
REMEDIO PARA ANTICOAGULANTE “Jarabe de Kion”
(Casos: leves, moderados y/o graves)
Se aplica a los pacientes que
tienen COVID-19, ayuda a la buena
circulación de la sangre, también
puede ser usado para prevenir el
COVID-19. Se realiza el tratamiento de
la siguiente manera:
En casos de personas que tienen COVID-19, leve, moderado o grave: cada cuatro horas
En casos de personas que no tengan síntomas de COVID-19 (prevención): 2 veces al día
Advertencia: No debe ser usado
para aquellos que tienen gastritis o
hipertensión, ya que se les podría subir
la presión.
Insumos | Cantidad |
Kion (jengibre) | 3 dedos |
Ajo | 2 dientes |
Limón pequeño | 5 unidades |
Miel de Abeja | 1 cuchara |
REMEDIO PARA LA TOS Y AGITACIÓN
(Casos leves, moderados y/o graves)
Este remedio se aplica a las personas que sufren de asma, agitación, tos, dificultad respiratoria, ayudando a limpiar los pulmones con flemas, mejorando la dificultad respiratoria. Se realiza el tratamiento de la siguiente manera:
• Casos leves o moderados: cada dos o tres horas
• Casos graves: cada media hora
Advertencia: No debe ser usado para prevención
Insumos | Cantidad |
Cebolla | 1 entera |
Ajo | 2 dientes |
Limón pequeño | 3 unidades |
Miel de abeja | 1 cucharada |
Aceite de oliva | 1 cucharada |
RECETA PARA EVAPORIZACIÓN
(Casos leves, moderados y/o graves)
Es para todas las personas que tienen COVID-19, ayuda a limpiar los pulmones que están con mucosidad y abre el pecho para mejorar la dificultad respiratoria, se realiza el tratamiento de la siguiente manera:
Casos leves: tres veces al día, mañana, tarde y noche
Casos moderados y graves: cada hora
En el caso que la persona no tenga COVID-19, puede hacerlo para prevenir sólo dos veces al día, mañana y tarde.
Advertencia: No aplicarse a persona que tiene fiebre hasta que baje la temperatura
Modo de preparación
1. Lavar todas las hojas y poner en olla antes de hervir
2. Partir en 4 la cebolla, ajos, kion (jengibre) y limón
3. Dejar hervir un aproximado de 20 a 25 min. con todas las plantas
4. Agregar a la olla hervida el Vick Vaporub
5. Cubrir con una sábana gruesa o plástico al paciente en un tiempo de 10 min con el preparado
6. Salir de la evaporación con la sábana cubierta sin quitársela hasta que baje la temperatura del cuerpo
7. Luego que bajó la temperatura, cambiarse la ropa
8. Reposo 1 hora y media
Insumos | Cantidad |
Matico | 10 hojas |
Eucalipto | 10 hojas |
Ajosacha | 10 hojas |
Mucura | 10 hojas |
Achote | 10 hojas |
Hierba luisa | 1 porción |
Manzanilla | 1 porción |
Cebolla | 1 entera |
Ajo | 2 dientes |
Kion (jengibre) | 1 dedo |
Limón | 4 enteros |
Vick Vaporub | 1 cucharadita |
Cortesía, Mery Elida Fasabi Monteluisa, doctora Comando Matico