Santiago Yahuarcani: Me llamo Santiago Yahuarcani y mi nombre en Uitoto es Komuilla Jitó que significa “El hijo del crecimiento.” Vivo en Pebas, en el departamento de Loreto, provincia de Ramón Castilla. Pertenezco al clan de la Garza Blanca de la Nación Uitoto. Soy autodidacta y estoy trabajando hace muchos años sobre la pintura. Pero todas las pinturas que estoy haciendo son sobre llanchama y también uso tintes naturales.
Miguel A. López: Queríamos preguntarte por el conjunto de pinturas que hiciste en el año 2020 en torno a la pandemia del COVID-19. ¿Cómo fue el proceso de trabajo y de qué manera esas pinturas reflejan tu experiencia personal y la experiencia de la comunidad a la cual perteneces?
S: Antes que llegara el COVID-19 mis pinturas han estado girando respecto de los mitos, de las historias. Pero cuando llegó el COVID-19, mi propia persona ha cambiado toda esta idea, porque había la necesidad de protegernos. Cuando ya la enfermedad estaba por Iquitos, no sabíamos qué era, qué síntomas había, entonces el tema era ver. Yo quería saber qué síntomas presenta el COVID-19, entonces llegamos a conocer que era fiebre, que era dolor de cabeza, dolores en los pulmones, resfríos. Y bueno, cuando llegué a saber estos síntomas, yo empecé a analizar que esta enfermedad caía a todas las personas que tenían el cuerpo frío.
En las plantas medicinales hay plantas que tú tomas y te calientan el cuerpo. Entonces, como este se iba directamente a los pulmones, yo tenía la idea de que esto es un frío, [y que] nosotros lo que necesitábamos era tomar [algo para] calentar nuestro cuerpo. De esa manera yo empecé a usar el ajo sacha, la cebolla, el limón, el kion (jengibre). Y entonces con eso, con estas plantas, con estas frutas, empecé yo a hacer mis infusiones, mi té caliente tomaba yo, empezaba a preparar, a moler, a recolectar las hojas y empezaba yo a tratar de preparar para toda la familia. En la casa éramos mis hijos y los amigos que habían estado en la casa, al menos unas doce o catorce personas. Entonces tenía que preparar al menos unos cuatro o cinco litros de este remedio. Y todos nosotros nos levantábamos a las 4:00 am, tomábamos nuestro preparado de la medicina que teníamos. Y a las ocho otra vez. Nuestra agua era esta, esta medicina todo el día, todos los días y noches. O sea no bebía casi agua entonces, y el cuerpo empezaba a mantenerse caliente, caliente. Después yo empezaba a conseguirme la hoja de ajo sacha y yo amarraba una, en un pequeño bulto con 5 ó 6 plantas, y eso colgaba en la puerta, en las otras puertas y colgaba en la ventana, en las diferentes esquinas de la casa, iba colgando estas hojas alrededor de mi casa. ¿Para qué? Para que esta enfermedad no llegue fuerte o si llega a alguien que no sea fuerte. Porque la gente estaba muriéndose en el pueblo. Esto ha hecho que me dedique más yo a cuidar a mi familia.
Pero entonces en esos días el COVID-19 ha llegado a la familia. Mis hijos llegaron a tener un poquito de dolor de cabeza. Uno tenía un poco de fiebre, un poco, pero era como simple gripe. Bueno, después ha llegado una oportunidad donde a las 7:00 de la noche me empezó a agarrar un escalofrío. Entonces le dije a mi esposa que yo creo que este es el [COVID-19] que me está agarrando, porque no había más enfermedades en aquel momento. Entonces mi esposa me dio la medicina que tomábamos y un paracetamol y con eso me quedé tranquilo. Pero yo tenía temor en mi cuerpo. Yo decía esto y estaba vivo, pensando que el tiempo ha sido tan triste, tan silencioso, no se escuchaba ningún ruido, todo era silencio. A las 12:00 de la noche, cuando en un momento me quedé en pie, yo me desperté y sentí que me empezaba a faltar el aire. Entonces le llamé a mi esposa y le dije, yo me estoy muriendo, me estoy muriendo. Entonces mi esposa se levanta y me dice ¿qué vas a hacer?
Nosotros en esos momentos cuando una persona ya estaba muriendo o se estaba asfixiando, calentamos un poco de agua, partimos una toronja por la mitad y la sumergimos al agua. Con el agua caliente, ella tenía que sobarme los pulmones de arriba hacia abajo. Pues en ese momento tus pulmones se estaban cerrando y con la calentura de las toronjas tú podías abrir los poros. Eso ha sido lo que a mi me ha llegado a salvar, porque [sino] esa noche yo moría. Así, [he sido] la única persona que ha llegado hasta este punto, esas han sido las experiencias que viví. Yo pensaba, esto nunca me ha sucedido, y he empezado a pensar como artista: esto me va a servir a mí para de repente escribir o pintar y me empezaron a entrar todo estos pensamientos.
S: Bueno, entonces eso es lo que me ha pasado, ha sido una experiencia y yo creo que eso me sirve mucho para algunas obras u otros temas que puedo presentar. En esta obra [titulada Espíritu delfín trae medicina contra el COVID-19] trato de presentar una realidad, una historia. Cuando llegó esta enfermedad, nosotros primero teníamos que llamar al espíritu del delfín para que él nos diga a nosotros [cuáles] plantas vamos a usar, porque nosotros no solamente íbamos a usar lo que nosotros queríamos o más o menos imaginábamos. Nosotros teníamos primero que fumar el cigarro, tomar ajo sacha, y luego por medio de la embriaguez nosotros podíamos conectarnos con los espíritus porque ellos son los que dan las recetas. Entonces mediante ellos ya se ha podido conseguir las hierbas, todo lo que he ido mencionando. En esta obra yo trato de ver cómo, mediante la embriaguez con ajo sacha, ellos traen o nos muestran las medicinas, las hojas, los frutos, las hierbas que nosotros vamos a usar; acá he tratado de plasmarlo.
Este abuelo –[así] llamo yo a los espíritus– trae en sus manos hojas de ajo sacha. También vemos su habla [representado] con los puntos amarillos e incluso [vemos] las gotas de limones que nosotros hemos echado. ¿Por qué le pongo de color amarillo? Porque nosotros a estas gotas de limón [las] consideramos tan valiosas que las he representado como un oro que es de color amarillo; ahí he tratado de ir representando cómo este espíritu viene mostrando las cosas que [se] deben usar. Entonces aquí entra a tallar lo espiritual, lo que no he hecho en mis pinturas anteriores durante mis años de trabajo, pues no he hecho yo lo espiritual. Entonces yo desde ese momento ya empiezo a pensar en lo espiritual. Es por eso [que he realizado] esta pintura, para que el público entienda qué es lo que hemos hecho las comunidades indígenas de la Amazonía para poder defender[nos] contra este monstruo, porque para mí el COVID-19 era un monstruo.
M: ¿Santiago nos puedes contar sobre esta pintura, “El vuelo de mamá Marta II”, que es también una pintura testimonial, no?
S: Sí, bueno, mi mamá también se dedicaba a hacer curaciones. Y yo he trabajado mucho desde muy pequeño con mi mamá. Yo a mi mamá le preguntaba ¿dónde están los espíritus? por ejemplo, cuando viene un enfermo a la casa. Entonces ella agarraba su tabaco y prendía el cigarro y le empezaba a soplar. Ella decía que llamaba a los espíritus para que vengan a mirar al espejo. Entonces yo tenía la curiosidad de decirle a mi mamá dónde están los espíritus y cómo vienen y por dónde vienen. Y mamá nunca me quería decir. Mi mamá me hablaba en mi cabeza y me decía “No, eso no se dice”, porque antiguamente nuestros abuelos nos contaban a todos lo que es la medicina. Y entonces yo tenía que rogarle tantos años a mi mamá. Un día ella me empezó a contar la verdad de los espíritus, que los espíritus están en el espacio, están vagando. Y entonces el chamán, cuando fuma su cigarro, es como un imán. Los espíritus huelen el olor del tabaco. Ellos vienen y preguntan ¿qué es lo que desean? ¿Por qué? ¿Por qué nos llaman ahí? Tú tienes que decir lo que tú quieres o qué piensas [y] los espíritus se van a encargar de trabajar. Y así, durante la noche [curan] a los enfermos.
Todo eso recuerdo de mi mamá. Ella atendía a mi esposa con los hijos [en] el parto. Ella hacía sus cantos a mi esposa para que dé a luz. Nunca nos íbamos al hospital. Mi mamá decía que el hospital te empieza—a veces—a suprimir, a provocar dolores antes de la hora que nazca el niño. Todo eso recuerdo, todos esos años trabajando con mi mamá. Yo he sido un hijo que quería sacarle todo el conocimiento para poder enseñar a mis hijos. Y entonces un día conversando con mi mamá, solita en la cocina, en lo oscuro y los dos fumando tabaco, conversábamos. Mi mamá [estaba] sentada de frente. Y yo he llegado a ver a mi mamá, quien estaba con la falda hasta acá, que una de sus piernas –la canilla– era normal y la otra era como de un ave, solamente un palito. Y entonces yo me quedé totalmente sorprendido y asustado porque ¿cómo mi mamá va a ser así? Y era tan atrevido que fui a tocarle su otra pierna, era como una pata de una garza. Yo me quedé totalmente asustado porque nunca esperé ver a mi mamá de esa forma. Yo empecé a tener un poco de temor de mi mamá. Ella tenía mucho conocimiento sobre el chamanismo, sobre curación. Posteriormente yo le pregunté a mi mamá, por qué ella estaba así y nunca me quería decir. En un momento ella me empezó a contar que estaba haciendo un vuelo, que estaba volando, estaba con su espíritu, estaba saliendo del cuerpo, estaba haciendo un vuelo espiritual. “Y cuando vuela una persona o un chamán, ¿cómo se hace?” [le pregunté]. Yo quería sacarle todo el conocimiento y ella me decía que las personas se transforman en un ave o en un insecto... Nosotros somos del clan de la Garza Blanca, entonces [lo que hago es pintar] el vuelo con las alas y pongo ahí collares y me imagino más o menos como puede ser un vuelo espiritual de las personas que conocen sobre los temas espirituales.
Yo trato de describir por medio de mi pintura esta obra, años [después] de que mi mamá ya había fallecido. En homenaje al vuelo de mi mamá es que se llama El vuelo de Mamá Martha. En la obra, estos ojos que ves aquí, son los ojos del Dios Todopoderoso que están dando fuerza, porque [en] todos los trabajos que se hacen se invoca al Dios. Estos son los dientes con que corta con fuerza y devora algún espíritu malo que quiere atreverse a venir; son dientes como de pirañas. Las estrellas son seres humanos que tienen como un avión de guerra que tiene bombas, son como defensas; están así disparando, matando contra algún espíritu malo y no se deja que se acerque a nadie. Se ve también aquí [arriba] la imagen de la Garza Blanca.
Esto que ves acá [al medio] es como una anaconda, como una culebra; ella [mi madre] agarra en sus manos a algún espíritu malo o algún chamán malo que viene. Es [también] un látigo, como una anguila con electricidad, así da golpes con eso; un solo golpe deja muerto al enemigo. El amarillo es como la piel de un tigre, de un otorongo, que alude a la ferocidad que ella tiene si alguien quiere atacar a esa persona... Las alas son de águila.
M: Claro, también hay garras.
S: Sí, eso son las armas, si alguien se atreve [a venir] ahí te atrapa. Y ahí tiene también sus collares de dientes [colgados en el cuello]. Acá también hay otros ojos que son como pequeñas antenas que se conectan con todo el universo. Y esto que ves de rojo es el sonido que ella emite durante su vuelo.