La producción de casas
Diálogo con Howard Davis y Felipe Orensanz
La producción de casas
Diálogo con Howard Davis y Felipe Orensanz
Andrea Torreblanca (AT) Howard, tú formaste parte del equipo de diseño y construcción
del Proyecto Mexicali y eso tuvo una gran influencia en tu obra posterior en términos de cultura de la construcción. ¿Podrías hablar de esa experiencia y de cómo estar aquí influyó en tu trabajo?
Howard Davis (HD) Cuando vine con Chris [Christopher Alexander], en realidad no sabía mucho sobre vivienda. No sólo trabajamos en la construcción de estas casas. Se construyeron con el fin de prestar atención, mucha atención, a las necesidades de las familias. De allí que las familias fueran algo central en el proyecto. Y desarrollamos nuevos sistemas. Usamos el lenguaje de patrones, que a algunas personas les gusta y a otras no. Éste fue diseñado para que las propias familias pudieran construir las casas. Había un sistema de bloques que encajaban unos con otros y que podían colocarse sin mortero, lo cual facilitaba las cosas para las familias. Pero también hubo cambios que solicitó el departamento de construcción. En lugar de entregar un conjunto de planos de los edificios, lo que hicimos fue entregar un conjunto de lo que podríamos llamar detalles estándar. La forma de calcular el financiamiento era distinta, pues el monto que cada familia aportó era diferente. Así, los contratos tenían que hacerse de acuerdo con el tamaño exacto de la casa. Todo esto no es sólo arquitectura, no sólo es construcción, sino que tiene que ver con lo que con el tiempo terminé llamando la cultura de la construcción, porque ésta involucra todos esos procesos de diseño, regulación, dinero y todo lo demás, ¿no? Pero fue la experiencia aquí y la reflexión sobre lo que hicimos y lo que no hicimos lo que me llevó a pensar en la idea de que la gente tiene una cultura de la construcción. Y vinimos a plantarnos en medio de todo intentando redefinirla. Al reflexionar más tarde sobre el proyecto, me di cuenta de que quizá tendría que haber habido una mayor conexión con la cultura de la construcción que ya existía en el lugar.
AT Felipe, me gustaría preguntarte qué podemos aprender o desaprender de este proyecto. Creo que en ese entonces, en los años setenta, existía un interés en construir comunidades utópicas, iniciativas comunitarias. ¿Cuál es la diferencia entre este proyecto y la contracultura de los setenta?
Felipe Orensanz (FO) Bueno, creo que es un proyecto del que podemos aprender mucho. Creo que tenemos que ver más allá de sus éxitos y fracasos. Me gustaría rescatar la energía detrás de este proyecto, no perder de vista el hecho de que comenzó en la universidad. Fue un proyecto muy radical para su época. Obviamente, Christopher Alexander no estaba solo en su discurso crítico. Fue un momento de una gran efervescencia crítica, ideológica y contrahegemónica en el que se cuestionaba las formas tradicionales de producir vivienda, de hacer arquitectura. Creo que uno de los problemas con las críticas que en ocasiones se le hacen a Alexander es que nadie lo lee. The Production of Houses [La producción de casas] es un libro tan importante como el propio proyecto; es un libro extraño a mitad de camino entre manifiesto, manual y memoria del proyecto. Apuesta por cambiar el sistema de abajo hacia arriba. Me atrevería a decir que es uno de los libros y proyectos más políticos de Alexander.
AT Creo que Christopher Alexander planteaba una pregunta al inicio del libro, en torno al problema de la vivienda.
HD Llevo mucho tiempo dando clases de arquitectura en Oregón, y doy varios cursos específicamente sobre vivienda. Y lo primero que le digo a los estudiantes en el día uno es que, para mí, la palabra “vivienda” connota almacenamiento, mientras que la palabra “morada” connota vivir en un sitio. Esto es un poco extremo, pero en realidad la forma en que se ha abordado la vivienda en gran medida en el siglo XX es como almacenamiento: la idea es hacer tantas casas idénticas como sea posible porque parecería que la idea de producción en masa podría ser buena. Pues no es así. Esta distinción entre almacenamiento y morada también es algo que creo que aprendí de este proyecto. O sea, teníamos cinco familias. La familia que vivía a la derecha cruzando era la familia de Macario Reyes. Ellos decidieron que querían que las recámaras de los niños fueran más grandes de lo normal. La familia a la derecha era de Lilia Durán. Y su esposo era peluquero. Quería trabajar en casa, así que construimos una pequeña peluquería en la casa. La familia de atrás de Lilia era de José Tapia. José tenía un hermano que vivía con ellos, de modo que tenía su propia habitación. El punto es que estas personas tenían vidas individuales, todos eran seres humanos, pero también eran distintos unos de otros. Y nuestra idea era que las casas que construyeran debían ser capaces de reflejar quiénes eran sus habitantes y qué creían querer.
AT Quería llegar a este punto sobre la calidad de vida y cómo las ideas de Alexander sobre la totalidad y el bienestar también formaron parte del proceso. ¿Cómo transforman estas ideas la forma de vida? Howard, [el Experimento Mexicali] es un modelo que cambió la idea de tener una casa.
HD Fue una larga historia, pero el proyecto eran cinco casas en un sitio que normalmente se hubiera utilizado para seis. Y lo que pasó con la casa extra fue que tuvimos esta idea –coincido en que es una idea utópica– de que las cinco familias compartieran una tierra común en el centro. El proyecto también incluía la existencia de tierra y bienes que serían propiedad de todas las familias y que éstas compartirían. Y, para mí, al final ése fue uno de los fracasos del proyecto, pues la tierra en común ya no existe.
AT Pero hoy en día ese espacio es un espacio para la salud. La comunidad sí viene y asiste a este lugar como un espacio comunitario.
HD Bueno, ése es un gran ejemplo de cómo una obra de arquitectura puede adoptar nuevos usos en el futuro. En realidad, está diseñada de tal forma que estás como prediciendo qué tipos de uso podría tener.
FO Creo que también debemos ser justos con el proyecto. El proyecto no estaba totalmente solucionado, pero es viable. Es decir, aquí están las casas como prueba de ello. Sé que fueron construidas hace 50 años [y] que el método puede perfeccionarse; 70 % de las ciudades se producen mediante procesos similares de autoproducción. No necesariamente es siempre autoconstrucción, pero son de cierta forma procesos autónomos. Lo que valoro especialmente en el discurso de Alexander es que entiende lo complejo del problema y que muchos de los temas, como la precariedad y la vivienda, para citar a Engels, vienen desde abajo.
HD Creo que uno de los temas sobre Alexander es que resulta importante ver no sólo las soluciones que propone, sino también el hecho de que realmente hizo un gran trabajo al identificar el problema. Y yo creo que identificar el problema es tan importante como proponer soluciones. Llevo reflexionando sobre este proyecto durante mucho, mucho tiempo. Es decir, la arquitectura no te hará feliz si eres una persona infeliz, nada de lo que haga Chris te va a hacer feliz. El tema es si la construcción no va a constituir una carga para ti. Creo que hoy en día tenemos en las ciudades muchas construcciones y muchos lugares que por sí mismos crean problemas por la forma en que están diseñados. Y esto es particularmente cierto si empiezas a pensar en el urbanismo inclusivo.
Howard Davis es catedrático de
Arquitectura en la Universidad de
Oregón. Fue miembro del equipo de
Alexander en el Proyecto Mexicali en
1975-76. Entre sus numerosos libros, es
coautor de The Production of Houses (1985)
y editor de Early and Unpublished Writings
of Christopher Alexander: Thinking,
Building, Writing (2022).
Felipe Orensanz es un arquitecto y urbanista que vive en la Ciudad de México. Recientemente coeditó el libro Ciudad Independencia / Seguro Social (2022). Actualmente trabaja en una antología sobre el Proyecto Experimental Mexicali. Recibió la Medalla Alfonso Caso y es miembro del Fondo Nacional de las Artes de México.