La naturaleza del orden
La naturaleza del orden
Andrea Torreblanca (AT) La naturaleza del orden es un libro en cuatro volúmenes escrito por Christopher Alexander y publicado entre 2002 y 2003. Reflexiona sobre la noción de mundo vivo: vivo en cuanto a un proceso continuo que evoluciona y se desdobla. Uno de los conceptos centrales de este libro, y de toda la teoría de Alexander es la idea de totalidad, que me resulta muy interesante porque habla sobre cómo están conectadas las cosas desde lo microscópico hasta lo macroscópico, y sobre cómo se adaptan y regeneran los organismos.
Michael Mehaffy (MM) Bueno, lo que me parece interesante sobre Alexander es que empezó en los años cincuenta. Estuvo en Harvard al mismo tiempo que [Walter] Gropius. Fue alguien que abarcó ese enorme periodo del siglo XX hasta bien entrado el XXI. Esta idea de totalidad, o lo que los filósofos llaman “mereología”, es el viejo tema de las relaciones entre las partes y el todo. ¿Piensas en las partes que conforman el todo, verdad? ¿Pero acaso las hojas conforman el árbol? En realidad, el árbol hace las hojas. Por eso es tan interesante este conjunto de ideas que Alexander nos ayudó a desentrañar de muchas maneras del mundo de la arquitectura.
AT Sí. Y pienso que cuando se descubrió el átomo y el ADN, él intentó descubrir si la arquitectura tenía un ADN, lo cual también se relaciona con su idea del patrón. A menudo se piensa equivocadamente que Un lenguaje de patrones es una serie de reglas rígidas. Pero, en realidad, al llamarlo lenguaje, se habla de una gramática, de un alfabeto. Así que un lenguaje de patrones habla sobre cómo crear un vocabulario distinto a partir de unos cuantos elementos.
MM Es una estructura relajada, no determinista. En Ensayo sobre la síntesis de la forma, Alexander buscaba desentrañar la idea de que se puede descomponer un problema de diseño en sus elementos y en la forma en que esos elementos se relacionan, algo que él llamaba las fuerzas. Y esto era algo en lo que otras personas estaban trabajando al mismo tiempo, [como] Herbert Simon en su gran ensayo “La arquitectura de la complejidad”. Cuando Alexander estaba trabajando en su Lenguaje de patrones, compartió algunas de sus críticas y deficiencias: que estaba incompleto, que no abordaba algunas de las características geométricas que son tan importantes para las relaciones entre las partes y el todo: una estructura viva, como acabó llamándola. Comenzó a percibir quince propiedades geométricas o fundamentales que observó consistentemente una y otra vez no sólo en las estructuras físicas del universo, sino en las estructuras arquitectónicas, el arte tradicional y en muchas estructuras donde pueden verse estos patrones geométricos tan consistentes. Vio la arquitectura como una suerte de laboratorio científico supremo. Pienso que es bastante fascinante.
AT Es interesante que Alexander estudió matemáticas. Muchas de las teorías e ideas que propuso tuvieron mucha influencia en el diseño y otras disciplinas. Encontró elementos en la naturaleza que eran muy importantes, como la simetría y el vacío, no en cosas físicas sino elementos que normalmente no vemos en la naturaleza. Así que también se trataba de estos aspectos invisibles que se interconectan en la naturaleza y en la biología.
MM Alguien encontró Un lenguaje de patrones y Una forma atemporal de construir y se los envió a un grupo de diseñadores de software. Y algunos de esos diseñadores de software se dieron cuenta de que Alexander tenía puesto el dedo en un problema que estaban enfrentando: ¿cómo creas una totalidad al diseñar un software? Así que aplicaron esa metodología a la programación, que ahora es un campo muy importante del diseño y la tecnología de software. Es un campo enorme que ha crecido en torno a esta idea de los lenguajes de patrones. Alexander era un estructuralista, un neoestructuralista podría decirse desde un punto de vista filosófico, un intermediario entre nosotros, nuestra cultura y nuestro mundo.
AT Me parece muy interesante que cuando a Christopher Alexander le preguntaron cuál era uno de nuestros mayores problemas –y uno se hubiera imaginado que, como arquitecto, respondería que es
el problema de la vivienda o el urbanismo–, Alexander dijo que el principal problema que tenemos actualmente es la fealdad.
MM ¿Sabes? A la gente le da risa, pero eso es porque hemos reducido la idea de la belleza y la fealdad a algo mercantilizado y trivializado. Y, en realidad, estamos empezando a entender que hay algo mucho más profundo. Esto proviene de varios campos en las ciencias como la neurociencia o la psicología ambiental y otros campos en los que parece muy claro que lo que consideramos feo, es lo que nos amenaza como seres humanos ¿sabes? Lo que tiende a enfermarnos física o emocionalmente o a hacernos sentir mal de alguna manera. Y hay muchos estudios al respecto, muchas personas piensan que el entorno humano se está volviendo cada vez más feo. El otro tema que me parece realmente interesante, y francamente inspirador sobre Alexander, es que percibe que tenemos opciones. No estamos desamparados en este mundo de fuerzas económicas, cinismo y angustia posmoderna. Ahora tenemos opciones. Creo que eso es muy, muy esperanzador.
AT En su libro La naturaleza del orden, que tardó muchas décadas en escribir, Alexander profundiza en lo espiritual, en pensar el cosmos. Me sorprendió mucho descubrir que algunos de los patrones no hablan sobre el mundo físico. Hablan sobre cómo la gente se conecta mediante situaciones vivas, como un carnaval, propone que haya lugares en la ciudad para que la gente pueda ir a jugar, a bailar. Habla de la ciudad como un receptáculo para la vida.
MM Es bien sabido que el universo no es un lugar muerto. Quizá necesitamos un sentido de lo divino o un sentido de la conexión de la que hablaba en La naturaleza del orden. En La ciudad no es un árbol señalaba que no puedes sustentar actividades vivas si no tienes la capacidad para esas relaciones interconectadas: los tipos de relaciones que no pueden tener los espacios si son demasiado lineales y fragmentados. Debemos prestar atención al mundo, no a nuestro modelo del mundo, y dejar de imponer nuestro modelo abstracto simplificado en el mundo, y entenderlo cómo es realmente; asegurarnos de que nuestros modelos, cuando los usamos, sean lo bastante relajados y lo bastante similares a un lenguaje, para que podamos dar cabida a la vida real que tiene lugar en la ciudad.
Michael Mehaffy es investigador, educador, autor y consultor de desarrollo urbano. Es Doctor en Arquitectura por la Universidad Tecnológica de Delft. Mehaffy trabajó y estudió en estrecha colaboración con el arquitecto Christopher Alexander.