INSITE Journal
Silvia Gruner
La mitad del camino, 
1994
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Sí, primero vine. Vi algunos de los lugares en San Diego donde podíamos trabajar y hacer obras de arte, y luego cruzamos la frontera y llegamos a Tijuana. Vimos muchos sitios distintos. Fuimos a ver unos lugares abandonados, lugares cerca del mar, cerca de La Casa de la Cultura de Tijuana, donde los niños toman talleres. Pero no quedé muy contenta con todos esos sitios.

Sentía que quería trabajar en un lugar donde ocurriera algo muy específico de Tijuana y la frontera. Con esto quiero decir que empecé a buscar un lugar que pudiera estar cerca del muro, el muro que los estadounidenses pusieron como frontera entre EUA y México. Me interesaba que el muro es esta pieza de metal, esta larga pieza de metal, que atraviesa todo el paisaje y que no te permite ver de un lado al otro.

Cuando llegué a este punto específico donde estamos sentados, vi que había un hueco en el muro y que de hecho se podía ver el otro lado. Además, era un lugar donde la gente cruzaba al otro lado, sobre todo para ir a trabajar. Era un lugar donde estaban ocurriendo cosas: estaban los policías que detienen o regresan o contienen a la gente que trata de cruzar; pero también sentí que en este punto específico había algún tipo de permiso para cruzar, pues el muro estaba abierto. Quería hacer una pieza que tuviera que ver con la situación, y también con la idea de que en ocasiones uno hace algo en la vida, cruza un punto o va a otro lugar del cual no se puede volver. Es una decisión que tomas, como saltar a través de un río. Por eso decidí trabajar en este lugar.

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El barrio en el que estoy trabajando se llama Colonia Libertad, una de las colonias más viejas de Tijuana. Aquí hay personas como Doña Tere, quien vive al lado, que llevan viviendo 40 años justo en esta colonia, justo en este tipo de colina. La gente se conoce entre sí. La mayoría de los vecinos de la colonia vienen de partes muy distintas de México. Llegaron a Tijuana buscando una vida mejor, o bien cruzaron al otro lado para trabajar en Estados Unidos en algún momento de todos estos años, y regresaron para establecerse aquí. O bien nunca cruzaron y se quedaron en esta colonia.

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Estoy involucrando a esta comunidad en la medida en que me gusta la gente de por aquí. Cuando vengo a trabajar a este lugar, mucha gente me habla de la pieza, y los niños vienen a jugar. La mayoría de los niños son del barrio. Hay gente que viene a vender cosas para quienes cruzan de noche. Empecé a desarrollar esta pieza pensando que quería hacerla con la gente de la colonia. Entre los vecinos del barrio con los que trabajé está, en primer lugar, Doña Tere, porque me ha contado todas las historias y todos los chismes sobre la colonia.

Decidí hacer un molde de una figura de la diosa azteca Tlazoltéotl (más tarde les contaré la historia de la figura) que traje de la Ciudad de México. Fui con un fabricante de moldes en esta colonia para que hiciera un molde de la figura y para repetir otra figura igual para la pieza. Hicimos 111 figuras iguales a la que compré. La segunda cosa que mandé hacer aquí fueron las sillitas en las que va sentada la figura. Trabajé con un herrero en la Colonia Libertad y descubrí que la mayoría de la gente que trabaja en la colonia son artesanos que vienen de otras partes de México, y que muchos de ellos ya se establecieron y fabrican buena parte de las figuras de yeso que se venden en la frontera.

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El lugar que elegí es de difícil acceso. Pero llegar a él es también, creo, una aventura. Pienso que es una buena señal en el sentido de que puedes decidir si quieres llegar hasta allí o no. La idea de hacer la pieza aquí fue en realidad hacer la pieza para la gente que vive en este barrio —para esta comunidad y, especialmente, para la gente que cruza al otro lado—. Esto es realmente para ellos. En cierta forma, quiero que esta pieza sea la última imagen que se lleven consigo al otro lado cuando crucen.

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La gente cruza a Estados Unidos sobre todo para trabajar. La mayoría son lo que se llama trabajadores migrantes; buena parte de ellos trabajan en la agricultura; y la mayoría de la gente en Estados Unidos los emplea porque es mucho más barato pagar los sueldos de los trabajadores mexicanos. Entre las personas que he conocido aquí hay alguien que recolectaba pimientos, alguien más que recolectaba tomates, y otros que recolectaban uvas. Van durante temporadas, en distintos momentos del año, y luego regresan. Van a trabajar, trabajan mucho, y luego regresan a México. Algunos se quedan y buscan una mejor vida en otro lado.

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Pienso que llamar la atención hacia este lugar específico o hacia los lugares donde existe el muro es algo que debe hacerse, pero también es algo que está allí. No estoy llamando la atención hacia algo que no existe. Creo que una pieza en el muro sólo vuelve el muro más visible para la gente y, en efecto, pienso que no puedes evadir el muro cuando piensas en Tijuana y San Diego, o las ciudades del otro lado de la frontera.

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Pienso que lo que me gusta de hacer esta pieza aquí es que, de cierta forma, no estará protegida. Será justo como la gente que cruza aquí o la gente que pasa el tiempo aquí. O como cualquiera en el mundo, nada está realmente protegido, a menos que esté encerrado en un museo, en un banco, o en un lugar donde la gente sólo puede entrar si tiene acceso especial. Creo que lo que me gusta de esta pieza es que, espero, pueda cobrar importancia para la gente que cruza o para la gente que vive aquí. Y tal vez después vivirá en este espacio con las demás cosas. O tal vez no. Quizá los niños sólo le avienten piedras o quizá la gente se moleste por la pieza. Creo que se trata de pensar sobre lo que un objeto hace en el lugar donde lo pones. Creo que quería buscar exactamente un espacio que no fuera seguro, como un museo. En un museo todos te dicen “no toques”. Y aquí, obviamente, la gente va a tocar y hacer preguntas; quizá la pintarrajeen, quizá hagan grafitis, quizá pongan flores en las figuras, no lo sé.

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Entonces, la pieza que quiero hacer en el muro se basa en esta figura que tengo en la mano y que me dieron. Es una réplica. Eso significa que no es la figura original que tallaron los aztecas. Es una réplica pequeña, una copia comercial, igual que las figuras de yeso que puedes comprar en la frontera. Su nombre es Tlazoltéotl.

Quizá no puedas pronunciarlo, pero Tlazoltéotl era una de las diosas que protegía a las mujeres que iban a tener hijos, que iban a dar a luz. Era una de las protectoras del parto. Además, era una diosa muy importante, una diosa con otro nombre que era “la comedora de inmundicias”. Era la diosa que se comía la inmundicia y la basura del mundo, y la reciclaba y la convertía de nuevo en materia viva, en un ser vivo. Así que elegí esta figura y me pareció muy apropiada para este preciso punto en Tijuana, que era la frontera. También me gustó la idea de que cuando tomas una decisión importante en tu vida, a veces en realidad estás cambiando el curso de tu vida.

Lo que voy a hacer es esto: esta figura la traje e hice 111 copias iguales a ella. Las mandé hacer con un señor que fabrica los moldes acá abajo, que hace los moldes para las figuras que se venden en la frontera. Cada una de estas figuras será colocada en una silla, como estas sillas metálicas de aquí, y quedarán sentadas cómodamente para dar a luz en sus sillitas. Voy a colocar las 111 figuras en el muro —básicamente soldadas con calor— a soldar la silla metálica al muro y a colocar las figuras… quizá en una línea que recorra el muro hasta donde termina. Quedarán allí, básicamente sentadas, quizá haciendo una pregunta, la misma que tú harías: ¿qué estoy haciendo aquí? Creo que, en cierta forma, ésta es la pregunta que plantea la pieza.

Por supuesto no puedo hablar sobre la reacción que tendrá la mayoría de la gente ante la pieza, porque la pieza aún no está instalada, pero he estado jugando con una figura que traje para hacer algunas pruebas y ver cómo se vería aquí arriba, y la reacción de la gente ha sido de curiosidad. Las personas se mostraron muy curiosas sobre la pieza, hicieron preguntas, pensaron, incluso imaginaron como se verá. Algunas personas me han dicho que es genial, que por lo menos voy a hacer algo hermoso en este muro, que de hecho no es muy hermoso; pienso que es muy feo y agresivo. Y ayer, hablando con una mujer, le dije “Bueno, quizá aportaré un aspecto femenino al muro, porque ahora parece rudo, como un lugar masculino”, y ella me dijo, “Sí, genial, finalmente esto es una realidad, como tener hijos es una realidad”. Es como parte de traer vida al mundo. Así que he tenido varias buenas reacciones. Cada vez que me ven los niños, vienen y me preguntan y quieren estar en la película; quieren saber qué está pasando. Pienso que cuando instale la pieza, voy a venir y quedarme diez días. Probablemente viva abajo, tal vez trabaje abajo, pinte las figuras, trabaje en las figuras y las solde al muro. Quizá la gente sea parte de esto, la gente que vive aquí, la gente que cruza, la gente que vende, la gente que busca basura aquí, quien sea.

Quería que fueran muchas figuras y por eso quería alcanzar un número que sumara muchas figuras. Entonces, cuando las vi ayer, sentí que quizá no eran suficientes… Sólo quería un número que equivaliera a muchas figuras y también sentí que no quería que estuvieran demasiado dispersas. En algún punto, se me ocurrió poner una aquí y una allí y una allá y una acá y que la gente descubriera el conjunto, pero luego, al final, decidí que quería ponerlas todas juntas, como una imagen repetida que estuviera justo en la última, última, última parte del camino hacia el otro lado. Por eso tal vez comenzarán donde el camino empieza a bajar y estarán allí como unas pequeñas mujeres soldado.

Tengo aquí esta figura original y a partir de esta figura trabajé con el señor de abajo. Él hizo un molde. El molde está hecho con algo que se llama látex. El látex es un tipo de goma y esa goma se aplica a la figura con una brocha. Por lo general, se hace en partes, pues el molde debe separarse y luego recrear el negativo de la figura. Entonces el molde se hizo en tres partes, en general lo haces así de cabeza. Creo que una como ésta, otra como esta, y luego otra parte aquí que entra desde el centro. Así es como haces estos moldes. La parte exterior del molde es de fibra de vidrio, que es otro plástico. Lo que haces es un negativo para que entonces puedas verter material dentro de este molde y viertes yeso, y luego el yeso se seca, y entonces obtienes la figura. Así es como se hace. De modo que las figuras que ves en la frontera se hacen exactamente igual. Todas se hacen con moldes y los fabricantes de esta colonia hacen estos moldes para luego hacer figuras de, no sé, el pato Donald, Mickey Mouse y Porky. Todo lo que ves, el señor con el cactus y todo, se hace de esta manera.

Cuando regrese en septiembre a hacer la pieza, vendré a la colonia. Quizá rentemos un pequeño cuarto para usarlo como estudio y en ese cuarto traeremos estas figuras y las pintaremos. No vamos a pintarlas demasiado, sino sólo más o menos para que se vea más como esta figura donde tienes estas zonas de color más fuerte, de modo que todos los detalles relevantes puedan verse. Tal vez pintemos el cabello más oscuro, como esta figura; también se deben de ver un poco más viejas de lo que son. Pero esa decisión se tomará después de que vengamos en septiembre. Me llevaré una de éstas a México y haré algunas pruebas de color en la figura para ver cómo quiero que quede. Como puedes ver, tengo unas que son claras y otras que son oscuras, y probablemente jugaré con eso. Tal vez no todas sean iguales, así como el acero no se oxida todo parejo, así como el muro tiene distintas texturas, el óxido, el óxido de distintas partes en el muro. Ése es el plan: vendremos a pintarlas y después las dejaremos en las sillas. Quizá vayan atornilladas por debajo y también pegadas, para que la gente no pueda llevárselas. Como ya dije antes, quizá las rompan o quizá les hagan otras cosas. Pero, sabes, entonces las sillas se quedarán en el muro como un lugar para poner cosas, en caso de que rompan las figuras. Ése es el plan. Estaremos aquí diez días. También vamos a hacer un video del proceso de la construcción de la pieza en esos diez días, porque también queremos ver lo que pase. Tal vez la pieza cambie con el tiempo y tal vez permanezca durante mucho tiempo, pero tal vez no. Quizá con el tiempo la lluvia caiga sobre las figuras. Queremos ver las reacciones de la gente, queremos documentar todo eso y el video se mostrará en el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, que es un lugar más accesible, adonde la gente puede llegar más fácilmente que a la Colonia Libertad. Aunque, por supuesto, me gustaría que la gente viniera a visitar estas figuras, a visitar este lugar.

Lo decidiré cuando regrese. He pensado en esto durante mucho tiempo, pero mi forma de trabajo es pensar las cosas con mucho cuidado y luego dejarme ir y pretender que nunca lo pensé. Y luego regreso de nuevo a la pieza con una mente más fresca y me gusta ver la pieza de una forma nueva cada vez que la veo. Cada vez que vengo aquí, hago algo distinto e intento algo nuevo. Así que tal vez hoy, cuando coloqué algunas de las figuras que ya hice, veré más de lo que vi la última vez que estuve aquí.