Toda imagen está rodeada por la atmósfera de un mundo.
Sartre
Hay tantos mundos como imágenes y cada imagen visual y sonora es un pasaje. Este tránsito es lo que define a la imagen en el tiempo y desestabiliza las nociones de espacio físico e institucional. Los procesos de improvisación son la base de este movimiento, en el que el análisis del tiempo real, la intuición, el instinto y la acción se combinan para construir un espacio público emergente.
En este contexto nos acercamos a la tecnología, no como una herramienta, sino como un entorno construido para que los participantes interactúen. Más que substraer o competir, la tecnología tiene un carácter potencial. El medio no es sólo un discurso, posee una discreta identidad propia; tiene una personalidad que ofrece resistencia y remite a sistemas orgánicos con un comportamiento impredecible, que luchan, gritan y no ceden al control del artista. En otras palabras: es un ambiente vivo.
Estamos hechos de agua, tierra, luz y aire comprimido.. . El ojo conjunta la luz y es a su vez luz atrapada... Esta unión es una síntesis reproductiva, un habitus – James Flint (según Gilles Deleuze)
Esta nueva síntesis, que podría apropiarse del concepto de “habitus” de Pierre Bordieu, es definida por un mundo fluido de detalles que apunta hacia una posibilidad de elecciones ilimitadas, y hacia la falta de posibilidades reales: la lucha del capital en un sistema social complejo. El habitus reconoce que existe un sin fin de opciones que un individuo jamás tomará, por lo que realmente son opciones que no existen como posibilidad. En situaciones sociales comunes, una persona confía en un conjunto de conocimientos, documentos y patrones establecidos que le ofrecen una imagen específica del mundo y de cómo comportarse en él.
Es, de hecho, difícil imaginar un espacio dialógico útil dentro del contexto de un evento de performance. El performance como espectáculo puede considerarse lo opuesto al diálogo. Se define a sí mismo de acuerdo a su propia metodología y monopoliza el espacio que habita, forzando al espectador a una postura pasiva, esclavizante. Aún con la retroalimentación directa del espectador (“¡Emita su voto!”), el espectáculo se reconstituye, canibaliza su participación, contribuye al sistema, ofreciendo un mismo producto reempaquetado.
Visual, esotérico, humano, máquina, artista, ejecutante, espectador: es esencial que ningún componente domine el espacio.
El performance generalmente comparte la misma lógica consumista con producciones abiertamente comerciales como MTV o CNN, para las que el consumo (o la “investigación”) es la meta. La propaganda, la información, el entretenimiento y el arte libran una batalla por la dominación. Es una materialización de un sistema de valores preestablecido que privilegia la apariencia sobre la esencia; las experiencias mediatizadas sobre las experiencias directas. El espectáculo generalmente considera a los medios de producción como un fin, como una investigación dentro de un laboratorio social preestablecido y preaprobado -metodología y meta. El espectáculo crea una situación que puede fácilmente confundirse con la verdad, los valores, las necesidades naturales atribuibles a estructuras dominantes de interpretación y evaluación dentro de la institución, perpetuando el ciclo.
Para crear un espacio público interesante y significativo, es útil alejarse de estos comportamientos y buscar una postura menos pasiva en los participantes –performer , público, entorno. Cierta impredicibilidad o riesgo debe programarse en el sistema para que la improvisación pueda ser utilizada, incluso para hacerla necesaria y negociable. Esto no sólo dificulta la reafirmación de la jerarquía social dominante, sino que promueve tensión creativa, un instinto de supervivencia capaz de develar narrativas inesperadas y significativas. Pregunta vital que Deleuze describe como una medida proporcional al grado en el que los personajes saben que todo depende de un cambio muy pequeño de comportamiento... transitando del comportamiento a la situación, de tal modo que, de uno a otro, se encuentra la posibilidad de una interpretación creativa de la realidad .
Los artistas contribuirán a esta nueva realidad a través de un lenguaje cinemático y sónico, estructurado en imágenes y realizado ex-profeso, individualmente o en colaboración. Este vocabulario, o léxico, se pondrá a la disposición de artistas y público participante. Los “planteamientos” se combinarán para construir un argumento que justifique (o no) la existencia de los mundos de imágenes generados por el espectáculo. Cada performer será responsable de su aportación a este argumento-en-proceso. Se considerará el proceso -la producción en su conjunto- como un arco, una experiencia cohesiva, más que como una acumulación de significantes fracturados.
No habrá formalidad narrativa, ni presentaciones sucesivas de piezas independientes, sino el esculpir colectivo de un evento, la formación y construcción de una comunidad. Los artistas trabajarán dentro del espacio colectivo, rechazando la orientación tradicional del escenario/casa y la mitología de autor/héroe. Los espectadores serán participantes activos y deben tener un acceso significativo al discurso “público”. El binomio participación-evasión por sí mismo no es un modo significativo de interacción en este contexto.
La frontera Tijuana San Diego constituye una región de interacciones compleja, con un locus sociológico múltiple. El movimiento y el flujo definen su imagen como corredor transfronterizo. Como ningún otro lugar, este espacio urbano elíptico de doble centro, se rinde ante este juego de índices con una movilidad atlética y la convertibilidad de situaciones distantes opuestas. Elipsis busca habitar este mundo intersticial, uniendo la imagen óptica/sonora con el espacio temporal para crear un circuito transitorio y producir una tensión creativa que le de al evento una vida momentánea.
—Hans Fjellestad