INSITE Journal_04 Después de la historia
Cuando pensamos en la palabra historia, de inmediato reconsideramos el pasado o, con mayor precisión, el pasado se manifiesta radicalmente ante nosotros como un espectro que aún habita el presente. Rara vez reflexionamos sobre esta historia, la que vivimos en la actualidad, sobre su duración y su magnitud, sobre cómo será narrada o recordada en el futuro —por nosotros, por los demás—. Quizá ni siquiera sepamos cómo y cuándo de repente nos volvimos algo intrínseco a ella. ¿En qué punto termina un acontecimiento para convertirse en otro? Para algunos historiadores, el presente escapa a nuestro entendimiento justo porque no podemos sentir un hecho sino hasta que ya ocurrió, hasta que es historia. En su libro The Scent of Time (El aroma del tiempo), el filósofo Byung-Chul Han introduce la noción de lo presente como un punto de transición que ya no tiene en sí mismo nada a lo cual “asirse”. Esto significa que la experiencia es volátil y errática, y no acelerada; por lo tanto, en nuestra urgencia por cumplir múltiples ambiciones y no “perdernos de nada”, corremos de un lado a otro y no logramos completar significados ni dejar huellas duraderas. En esta prisa, no sólo resulta imposible captar y contextualizar la historia actual, sino que los acontecimientos también quedan a la deriva como algo fácil de ignorar y olvidar. Éste es un escenario trágico y quizá hiperbólico para la construcción de la historia.