Acompañando: el devenir como pieza
Coparticipaciones, procesos artísticos como modelos alternos de socialidad
Es en las coparticipaciones donde la práctica artístico-curatorial enfrenta un reto más radical al seno del entorno barrial y del propio proyecto de inSite/Casa Gallina. Comprende la invitación a artistas a realizar una inmersión en el barrio y desatar un proceso dialógico con vecinos en una colaboración creativa de entre uno y tres años; y los curadores acompañan dicho proceso. Lo que se reconocería como coparticipación, sería la puesta en roce de una experiencia grupal de saber —una condición capaz de autogestar órgano social— y vivida como implementación de un flujo. El proceso en sí se articula como la proliferación de una situación comunitaria, en tanto metamorfosis de un nodo de energía social, activada desde la autorevelación del grupo. Acompañar curatorialmente implica inducir un modelo tácito de heurística: una predisposición creativa a la producción de una situación de empatía. Y cuya presencia, en tanto encriptación densa de un flujo humano, es [se transparenta continuamente como] “la pieza”. Así, estos procesos artísticos coparticipativos y de involucramiento social exigen el liderazgo sutil de alguien (un artista) capaz de incitar una situación grupal de permanencia vulnerable, cuyos indicios de exterioridad apuntaría al diseño de una pertenencia comunitaria —no institucionalizada— en devenir; capaz de producir la visualización de un modelo presencial de socialidad —donde podríamos reconocer “la pieza”—, como resultante de una red de afecciones. La paulatina construcción de sentido, inherente al discurso artístico —y cuya estructura resultante se legitima como un lenguaje autónomo— lleva aparejado, en el devenir de la coparticipación, la filtración de una otra construcción de sentido (existencial) en la vivencia de sus participantes. Y esa otra construcción de sentido, que no es artística, es vivida como una catarsis empática y de conciencia vinculante, subyacente al devenir grupal de la colaboración. En cada persona, el proceso coparticipativo produce una revelación espiritual, de re-enfoque psicológico y ético, al interior de la experiencia comunitaria. Esa constatación de un yo-otro aún posible —no constreñido ni diseñado por las disposiciones del capital—, sino ahora revisto, apoderado y abrigado al seno del grupo, podría ser, quizá, su atributo de “compromiso” social más evidente. Las piezas resultantes, en su devenir posterior a inSite/Casa Gallina, en el mundo del arte, funcionan como avatares de esta experiencia extraordinaria de socialidad.
—Osvaldo Sánchez