Marianna Dellekamp

(México, 1968)

Estos últimos años me he concentrado en el estudio y la creación de colecciones. Me interesan los objetos sin uso aparente o que han dejado de tenerlo, aquellos que han perdido su valor real y adquieren interés por su significado, o por lo que representan; piezas que suscitan asociaciones valiosas en la mirada de un coleccionista.

Todos damos valores a los objetos: depositamos en ellos emociones y sentimientos que nos remiten a personas o a situaciones específicas de nuestra vida. Las piezas dejan de representar su función para convertirse en contenedores de memoria.

Otra constante de mi trabajo ha sida la colaboración. He trazado una metodología de acción en la que yo construyo la premisa del proyecto, pero busco la acción azarosa de mi colaborador sobre el producto final.

Es a partir de estas dos premisas que decidí abordar la invitación de Casa Gallina para colaborar con la comunidad de Santa María la Ribera. Convocamos a algunas mujeres para pasar una tarde a la semana en torno a las acciones de tejer y conversar. La idea era desarrollar un conversatorio: un lugar agradable y cómodo que les inspirara confianza; un espacio para compartir experiencias y ser escuchada. Me parecía que el tejido era una actividad que daba sentido a esta reunión semanal, como un propósito para aprender algo nuevo, o simplemente para compartir lo que ya sabían.

Una vez conformado el grupo, solicité a las participantes un objeto que para ellas estuviera cargado de recuerdos y/o emociones, o que hubiera pertenecido a algún ser querido. Fueron colocados al centro de la mesa como catalizadores de las historias contenidas en ellos, mientras cada una de ellas compartía sus vivencias y se producía/tejía una intimidad en el grupo que invitaba a las demás a compartir, generándose así una urdimbre de memoria colectiva. Al terminar la sesión, el objeto era fotografiado y la imagen integrada a una galería de sitio que organizamos entre todas. Esta colección improvisada iba ayudando a fortalecer los lazos que nos unían como grupo, y a consolidar nuestro sentido de pertenencia a un colectivo.

También se produjo una réplica de cada objeto en porcelana. Este material es muy resistente a los elementos externos, y suscita recuerdos de objetos antiguos y preciados, muchas veces coleccionados por alguien cercano o querido.

Una vez terminada la producción de las piezas, cada mujer rompió la suya, detonando un acto liberador. Más adelante, fueron restauradas como una forma de conservar las cicatrices que evidencian la historia de estos objetos, la historia de cada una de nosotras como mujeres.

—Marianna Dellekamp

Curaduría: Osvaldo Sánchez y Josefa Ortega
Proyecto Final: Videoinstalación con porcelanas y pulsera.

Marianna Dellekamp, Porcelain 2017-2018, inSite/Casa Gallina.