Buenos Aires: La Asamblea de Palermo Viejo
La Asamblea de Palermo Viejo (apv) es uno de los muchos colectivos de organización barrial que surgieron luego de los cacerolazos de diciembre de 2001, cuando Argentina entró en la peor crisis económica de su historia. Fue entonces también cuando, por un tiempo más o menos largo, fue posible imaginar y practicar una democracia directa a gran escala, es decir, como coordinación en la multiplicidad –si bien incierta, precaria– con un sinnúmero de grupos, movimientos y colectivos que actuaban en todo el país. De ejercicios de democracia directa, de experimentos de producción social más allá del Estado y de las reglas del mercado neoliberal, se trata el trabajo de las asambleas populares que en Argentina llegaron a superar el centenar y que hoy quizá no llegan a ser cuarenta.La de Palermo Viejo se creó el 17 de enero de 2002, en una esquina de un barrio de clase media con una amplia oferta gastronómica y de diseño de indumentaria y mobiliario para las clases acomodadas. En 2003, los miembros de la apv tomaron parte del edificio de un mercado municipal situado en el corazón del barrio, mediante una estrategia espontánea de presión al gobierno local. Allí continúan desarrollando sus actividades. La apv nació, creció y sigue actuando sin reglamentos ni roles predefinidos, pero siempre ha respetado algunos principios fundamentales: horizontalidad, pensamiento y acción colectivos, socialización del trabajo, articulación con otros colectivos de base.Desde su fundación, y hasta mediados de 2003, vivió momentos de gran euforia, acción y participación popular. Promovió numerosas marchas de protesta, desarrolló multitudinarios encuentros político-culturales, cooperó en actividades de movimientos de trabajadores desocupados, de cartoneros (recolectores informales de residuos en situación precaria) y de fábricas recuperadas por sus trabajadores, organizó campañas de salud y de cooperación barrial en general.Hoy se encuentra en una situación frágil. Intenta sobrevivir con sus propias dudas, en medio del proceso de desmovilización popular que sobrevino tras la reorganización institucional lograda por el gobierno de Néstor Kirchner. El desafío mayor que atraviesa es el de repensarse en esta nueva situación, encontrar nuevas capacidades y movimientos propios, así como formas de acción conjunta con otros grupos en lucha.
-Santiago García Navarro