Caracas: Avenida Libertador

La avenida Libertador en Caracas es un “no-monumento”. Los murales que recientemente han sido pintados en sus muros de concreto reforzado evidencian la confrontación entre las dos expresiones artísticas antagónicas que definieron la modernidad venezolana en las artes visuales actuales. Ahora, más de cincuenta años después, el espacio está siendo resignificado y escenificado, convirtiéndose en símbolo de los conflictos ideológicos de la situación actual del país. La avenida intersecta dos barrios de Caracas: Municipio Libertador y Municipio Chacao. El primero era la ciudad vieja. La segunda una ampliación de la ciudad hacia lo que, hasta la década de los treinta, eran principalmente plantaciones de café y posteriormente se convirtió en una zona residencial. En lo que aparentemente es el centro, también evidente en el diseño de la avenida, está la única marca limítrofe clara y visualmente demarcada en la ciudad, un límite ahora reforzado por los murales que representan a cada barrio, cada uno gobernado por lados opuestos de nuestro convulsivo paisaje político.

Así pues, la avenida Libertador surge como un locus evidente de la crisis desde que documenta el despiadado andar de Caracas hacia lo informal. Por asociación, también podría funcionar como una suerte de imagen en espejo de otras situaciones fronterizas en contextos urbanos y particularmente en el marco de esta exposición, la que se da entre San Diego y Tijuana. En esta avenida –cuya parte inferior es casi totalmente inaccesible al flujo peatonal excepto por unas cuantas paradas de autobús con escaleras laterales que conectan a la parte superior de la avenida –la alta velocidad o los embotellamientos son intersecciones simbólicas que se dan cotidianamente en ambas direcciones: desde lo premoderno hasta lo ultramoderno; de lo rural a lo urbano; de la exaltación nacionalista de lo local a la disolución internacional de las fronteras culturales; del deseo de una ciudad formal a la informal que realmente existe; de la idea de una nación construida en los ideales de la Ilustración y la República a la estructura semifeudal de la hacienda del caudillo.

Ángel Rama definió la ciudad latinoamericana en su libro La ciudad letrada como una que nació en el papel, gracias a los letrados que la instrumentaron desde los lejanos imperios coloniales. A partir de los primeros edictos, reglamentos, decretos, a la prensa independiente y, naturalmente a la producción literaria, la ciudad latinoamericana existió primero y fundamentalmente en el ámbito de las letras, dentro del cual la ciudad real y la imaginaria o la ciudad proyectada, se oponían a la real, contaminada, híbrida y vernácula. En esta ocasión, los documentos seleccionados de las innumerables fuentes de literatura que Caracas ha producido, son aquellos que hablan precisamente de esta tensión que ha habido a lo largo de casi todo el siglo XX en Caracas y con suerte constituirán un pequeño archivo de esta “ciudad letrada” particular que, al rendirse progresivamente a lo informal, parece estar haciendo que se desvanezca la idea de una ciudad que quizá nunca debía existir.

-Julieta González