El tercer capítulo, Una forma atemporal de construir, parte del libro homónimo (1979) y del complejo de vivienda social diseñado por el arquitecto vienés Christopher Alexander en 1976 en Mexicali, Baja California (coincidentemente la antigua residencia de uno de los artistas invitados a desarrollar una comisión para El efecto sedimentario), así como de los viajes de Donald Judd entre 1968 y 1971 a través de Baja California en busca de un lugar para construir una casa. Ambos proyectos son muestra de la noción de hogar como un lugar que rebasa los límites de la morada.